Josep Sergi Capdevila, que es como se llama realmente el cantante, echa la vista atrás y dice que la única queja que podría tener de Dalma "es que a veces el personaje ha absorbido demasiado a la persona. Pero con los años no me queda otro remedio que cogerlos de la mano de los dos y tirar hacia delante".
"He intentado escuchar a mi público", subraya. "Es imposible gustar a todo el mundo, pero me siento orgulloso de haber sido tan piropeado, de que la gente se acerque y me diga: 'No me gusta tu música, pero me caes bien'".
Respecto al repertorio amoroso en tiempos de zozobra como los actuales, Dalma lo tiene claro: "La función que siempre ha hecho mi música es entretener. Y en los tiempos que corren, esto es muy válido". Un entretenimiento que ha funcionado tanto en Cataluña como en el resto de España e Hispanoamérica, con un repertorio de baladas tanto en catalán como en español. "De eso se trata, de unir", dice. "Yo creo que el problema que hay en estos momentos es que no hay una comunicación como debería entre Cataluña y el resto de España. Y es algo que me duele mucho, porque soy catalán como el que más: le hablo a mi hijo en catalán, leo mucho en mi lengua y defiendo mi cultura como nunca. Pero llevo mucho tiempo viviendo fuera de Cataluña y quizá tenga una visión diferente".
"Quiero mucho a Cataluña y quiero mucho a España y no creo que le guste a nadie esta situación. Ojalá llegue un momento en que pueda haber entendimiento, pero por desgracia lo veo cada vez más lejano", se lamenta. Aún así, señala que hay otros problemas más importantes: "Vamos a dar oridad a una serie de cosas; la primera, salir de este agujero".
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