jueves, 10 de abril de 2014

Sergio Dalma: "Hay que ser honestos y luchar por encontrar el disco redondo"


La característica voz de Sergio Dalma tratará de llenar el Palacio de la Ópera este sábado para presentar los temas de su último disco, Cadore 33. Las pocas entradas aún disponibles pueden adquirirse en la Plaza de Ourense, el portal Servinova o en la web de la promotora del concierto, Cávea Producciones.
-¿Los nuevos temas soportarán el mayor peso del repertorio?
-Es de las veces que he montado más temas en directo de un disco. Hay muchas canciones de Via Dama y otros clásicos que hemos vuelto a versionar. Poder hablar de clásicos es maravilloso. El tiempo dirá si los temas de Cadore podrán entrar en el repertorio de los conciertos. He tenido la suerte de tener alguna canción que ha destacado más que otra en cada disco. Creo que es un buen disco, maduro y que en futuras giras seguirá sonando.
-Debe de ser de los pocos artistas que cuentan con varias generaciones entre su público.
-Eso es lo mejor que me ha podido pasar. Que alguien te diga que tiene tus dieciséis discos es increíble, o que te sigan a todos lados. A día de hoy, me sigue sorprendiendo. Le doy mucho valor, porque es de agradecer hoy en día. Deberíamos saludar a cada uno que compra la entrada y darle un abrazo personalmente (sonríe).
-¿Ya le apetecía sacar un disco compuesto por temas inéditos?
-Los últimos cuatro años fueron muy exitosos con los dos discos de Vía Dalma. Pero tenía muchas ganas de implicarme en un disco inédito y volver a trabajar en Italia con el productor Claudio Guidetti.
-¿Nota una evolución con respecto a su último trabajo con canciones originales, Trece?
-El hecho de haber trabajado con otro productor en un disco inédito siempre supone una evolución. En Italia, cuando he trabajado con ellos, ven mi voz muy próxima. La forma de componer, arreglar y producir, me hace sentir identificado y a gusto con ellos. Era plasmar lo que hicimos con Via Dalma en un disco inédito. Trabajar con Claudio es hacerlo con muy pocos instrumentos. Yo pongo la voz y la producción va creciendo a partir de ahí.
-¿Por qué temas como Volar sin ti o Tú mi bella son de sus favoritas pese a no ser singles?
-Son canciones que muestran una forma de seguir hablando del amor y el desamor, pero de una manera mucho más acorde a mi edad. Son muy poéticas. El haber trabajado con otros autores también influye para escoger el orden de los temas y que haya una mayor variedad.
-El amor, en sus variantes, sigue siendo protagonista.
-Sí, a estas alturas no me voy a hacer un cantante de canción protesta. En este momento, a punto de cumplir cincuenta años y con veinticinco de carrera, trato de hacerlas según mi forma de pensar.
-¿Nunca ha sopesado tratar otras temáticas en su música?
-Lo cierto es que no, porque tampoco soy autor. Escribo muy pocas cosas, y las que recibo siempre van en esa línea. Luego es cuestión de meterse en la piel del público y decidir si una canción gusta más o menos.
-¿Grabar en Milán demuestra la admiración que siente por la música italiana?
-Me siento muy cómodo con los autores y productores italianos, pero si fuese uno londinense que me interesara lo haríamos allí. Eso sí, se suele decir que Milán es para la música y Roma para el cine. Mi forma de interpretar y mis rasgos siempre han sido más mediterráneos. Escuchaba mucho esas canciones de pequeño, sonaban en la radio y le encantaban a mis padres. Es más, cuando representé a España en Eurovisión en 1991 lo hice en Italia. De alguna manera, siempre me ha perseguido.
-¿Encuentra diferencias entre cómo se entiende la música en un país y otro?
-No hay tanta diferencia. Creo que antes sí que había una forma de trabajar en Italia mucho más lejana a cómo se hacía aquí, con muy buenos productores y técnicos de sonido. Ahora ya no tanta, España está a la altura de cualquier otro país en ese sentido.
-Sus tres últimos discos llevan nombres de calle, ¿se topa allí con la inspiración?
-¡Es que cada vez cuesta más poner títulos! (risas). Surgió estando en Milán, y fue de esas veces que te sale una buena idea. Creo que el título de Via Dalma es muy elegante y original. Batallando para ver qué poníamos de nombre, seguimos callejeando y nos topamos con un afiche del Abbey Road de los Beatles. Queda como un pequeño guiño (se ríe).
-En sus inicios actuaba en salas de conciertos y orquestas, ¿cómo ve ahora esos años?
-Estuve cinco años cantando jingles para televisión y radio, en varias orquestas y locales. Conocí muchos músicos que me permitieron poder sacar aquel Esa chica es mía. Vengo de este mundo y, además, estoy muy orgulloso. Es una gran escuela. Cuando veo una orquesta me sigo emocionando porque me trae buenos momentos.
-¿Fueron momentos duros?
-Sí, aunque quizás ahora lo son más. Ahora hay que intentar mantener ese listón y seguir sorprendiendo a ese público. Via Dalma fue algo anecdótico y un oasis, pero ahora estamos otra vez en la realidad. Cada vez cuesta más estar en la música y vender discos o entradas por la situación del país y del IVA. Al final, es un trabajo de constancia, de luchar, de ilusión y vocación. Cada momento ha sido complicado, aunque lo es más para los que pretenden empezar.
-¿Observa que las discográficas no apuestan por jóvenes talentos?
-Ya no hay aquella posible inversión que podía haber antes. Y mucho menos apostar por el desarrollo de la carrera de un artista. Ahora todo es mucho más efímero, hay que vender una canción al momento, sin que interese que el artista pueda proyectar después su carrera.
-¿Es complicado encontrarse con artistas que opten por trabajar por un álbum completo?
-No debe ser la mentalidad. Me parecería una falta de respeto hacia al público y hacia uno mismo. Cada vez cuesta más. Hay que ser honestos y luchar por encontrar el disco que creas redondo. No te puedes plantear diez singles porque es imposible, pero sí buscar aquella canción que sea importante para el disco porque cumple su función.

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