El intérprete español visitó Montevideo con motivo del lanzamiento de Cadore 33, disco que llevará en gira por España y Sudamérica a partir de febrero.
Fanático de The Beatles, tituló al material con la dirección del estudio donde grabó las once nuevas canciones, en la ciudad de Milán, Italia.
Su primera actuación en Uruguay fue boicoteada por el clima. El 10 de diciembre del año pasado estaba todo listo para la presentación de Vía Dalma en el Teatro de Verano pero un diluvio con rachas de fuertes vientos obligó a su cancelación. Sin fecha colchón, Sergio Dalma partió a la mañana siguiente rumbo a Argentina para continuar con la gira de veinte funciones que cerró en el Luna Park porteño. Aún conserva un sabor amargo.
Con Vía Dalma II -un compilado en dos capítulos de clásicos italianos traducidos al español- estuvo nominado al Grammy Latino 2012, se ubicó al tope de ventas en España y recuperó mercado en Sudamérica, a donde no venía desde hacía tres lustros.
Se metió en los hogares con la telenovela Dulce amor y el hit El mundo (versión moderna de Il Mondo de Jimmy Fontana que se estrenó en 1965) cuando las escenas románticas endulzaban la pantalla. Y desde entonces el público dejó de asociarlo solamente a Bailar pegados, ese título con el que representó a España en el Festival de la Canción de Eurovisión en 1991 cuando aún estaba lejos de tener el pelo cano.
Su flamante disco, Cadore 33, es un gran desafío después de varios años evocando a lo mejor de la música italiana y luciéndose con interpretaciones más pegadizas que las originales. Otro claro ejemplo es Yo no te pido la luna, que Daniela Romo tradujo al español y que juntos cantaron en la gala de los Grammy.
En febrero comenzará una gira de conciertos que lo llevará a Argentina, México, Chile y Estados Unidos. "El nuevo material está acorde a la madurez de un tío de 49 años que tiene que contar historias con cierta fuerza", expresó a El País.
-¿Cómo elige sus canciones?
-A través de los autores y de las editoriales. Cuando una canción se me pone aquí, en la boca del estómago y me produce cierta emoción es la indicada. Luego pruebo cómo queda en mi voz. Para mí es muy importante porque no soy autor y es genial que piensen que la escribí yo por cómo la interpreto. Es mejor cuando me siento identificado con la letra y cuando al público le pasa lo mismo. Es un proceso creativo, cuando entramos al estudio de grabación con Claudio Guidetti, fue como empezar a crear desnudos, porque yo cantaba con dos o tres instrumentos y él vestía la canción alrededor de mi voz. Lo disfruté mucho, tuvimos un espacio de tiempo bastante largo y estuve relajado.
-¿Considera que hoy es mejor intérprete que hace veinte años?
-Sí, claro, al principio no tenía esta fuerza en la voz ni esos matices que se adquieren con los años, hay canciones que exigen mayor madurez y es algo que se adquiere con el tiempo. Es importante que cuando alguien enciende la radio te reconozca, sepa que eres tú y yo tuve la suerte de que eso sucediera desde el inicio. Con los años un cantante va mejorando, se adquiere una mayor redondez. Desde muy pequeño admiraba a Serrat y después de conocerlo además de admirarlo lo quiero mucho. También varios cantantes italianos se escuchaban en la casa de mis padres y parte de ese repertorio lo incluí en Vía Dalma. Me llamaban la atención esas voces tan rotas, tan pasionales, de Battisti, Coccianti… me fijaba en ellos y forjé mi estilo cantando jingles de publicidad, imitando lo que sonaba en las radios.
-El título del disco es la dirección del estudio donde grabó. ¿Por qué?
-Eso surgió una noche después de cenar y de unos vinitos, yo soy muy reacio a poner de título una de las canciones del disco porque tiende a generar equívocos. Pasa que el productor Claudio Guidetti y yo somos muy fans de los Beatles y en el estudio él tiene una foto de Abbey Road entonces dijimos: `¡oye!, ¿y por qué no Cadore 33?`, (se ríe). Es una forma de seguir callejeando por esas calles que nos han traído tanta suerte. El estudio tiene su historia porque ahí el primer disco que se grabó fue Vía Dalma. En estos años he pasado muchos meses allá, en Milán, donde estoy muy a gusto. Cadore además es pronunciable en todos lados y la cifra 33 nos parecía redonda y creímos que nos podría traer suerte.
-¿Cómo explica la gran popularidad que goza en Argentina?
-Estamos muy contentos con lo que pasa pero cada vez que saco un nuevo trabajo es como empezar de cero, las situaciones son distintas. Conseguimos que la gente haya vuelto a mencionarme, pude entrar en los hogares gracias a El Mundo en la telenovela Dulce amor, pero ahora empieza otro capítulo, por eso quería venir.Estuve quince años ausente en Sudamérica y creí que no me recordarían pero en Argentina hicimos más de veinte conciertos y cerramos la gira en el Luna Park. Cumplí un sueño.
-¿Y Uruguay?
-Mi idea es venir, me sentí muy mal después de la cancelación de aquel concierto que íbamos a hacer en el Teatro de Verano porque cayó un temporal y al día siguiente teníamos que viajar. Me quedó algo pendiente con el público local. Por eso yo doy la cara, en mi ánimo está intentar buscar una fecha para 2014.
-¿Se siente cómodo con las nuevas reglas del mercado discográfico?
-Me siento un bicho raro porque en 2014 se cumplirán 25 años de Esa chica es mía.
No hay fórmulas, todo cambió mucho, yo empecé publicando vinilos y ahora tenemos esta gran ayuda de las redes sociales, que nos permite escuchar al público y entender qué espera.
-En su videoclip (Si te vas) se nota que tiene pasta de actor. ¿La actuación nunca estuvo entre sus planes?
-Sí, y en el inicio de mi carrera tuve un ofrecimiento que no acepté. Hoy me arrepiento porque esa experiencia me hubiera ayudado a ser un mejor artista sobre el escenario.
-¿El suyo es un ambiente muy competitivo?
-Sí, claro, incluso creo que hay una saturación en el mercado, de tantos artistas que salieron de los programas de talentos, algunos se van perdiendo por el camino y otros aprovechan la oportunidad. A la saturación se suma la piratería y en España el aumento del impuesto del IVA que está matando a la cultura. Nosotros estábamos acostumbrados a que los conciertos de música eran gratis, luego conseguimos que el público pague un dinero y ahora con esta subida que nos implantaron estamos complicados pero hay que seguir adelante.
-Sin embargo se ubicó otra vez al tope de ventas en España.
-Conseguimos ser número uno con la salida del disco y eso nos anima. Pero se venda más o menos seguiré el camino que tengo pensado. En España hay mucha desavenencia con los políticos, uno tiene la sensación de que estos hacen oídos sordos a la música, a la cultura en general y la gente está muy desencantada. Yo hago música para que la gente se evada de sus problemas.
-Las canciones románticas nunca van a pasar de moda. ¿Esa es la clave?
-¡Nunca pasarán de moda porque el carácter del latino es muy pasional! Es como meterse en una segunda piel. En la radio el 80 por ciento de la música que se programa es romántica, al final es lo que nos gusta. En el fondo somos un poco masoquistas, (se ríe).
Veintidós años después de "Bailar pegados"
Sergio Dalma acompaña el lanzamiento del disco con el videoclip de Si te vas que se luce por lo cinematográfico.
Es un minithriller con trasfondo romántico en el que interpreta al jefe de una banda de ladrones de alto nivel que termina escapando con su chica.
Fue rodado en Alicante con la dirección del cineasta español Gregorio A. Sebastian y le permite mostrar que pudo haber sido actor.
"Siempre quiero reinventarme. En los últimos discos tenía un aspecto más elegante, de traje, y ahora quise estar más casual que es como normalmente voy por la vida. La presentación del video quería que fuera distinta también y que evitara caer en lo típico de la parejita paseando por la playa de la mano. Así que fue todo un desafío", comentó a El País sobre el trabajo.
Cadore 33 fue producido por Claudio Guidetti, el mismo que se encargó de la saga Vía Dalma.
A 22 años de Bailar pegados espera no interrumpir su diálogo con el público rioplatense al tiempo que no reniega de esa canción que lo hizo famoso en la década del `90 a nivel internacional. De ese tema hay tantas versiones como gente que sabe de memoria su estribillo. Hoy prefiere contar historias.
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